Monday, May 11, 2009

Campo de Mayo, 010509

Queridos amigos:
El 50 aniversario me agarra detenido en un penal militar a casi 68 años de edad y por haber cumplido con mi deber como nos enseñaron en nuestro querido Liceo Belgrano.

Por eso no estoy con ustedes como seria mi deseo. Antes que nada quería hacerles llegar por Dante y Enrique un sincero y profundo abrazo que me sumen a esta celebración tan trascendente, seguramente inolvidable y sobre todo tan cara a nuestros sentimientos como personas y como argentinos.

50 años parece poco en la dimensión de la historia pero mucho, poco mas del 25% de la vida de nuestro querido y sufrido país, y eso es mucho como para repasar y recordar cuanto esfuerzo e ilusiones enfrentamos y vencimos en nuestro andar; es acá donde podemos hacer funcionar nuestra reconocida capacidad para poner los sentimientos a flor de piel y recordar tantas cosas.

Recordar el momento cuando llegamos niños aun al viejo edificio del Liceo, llenos de ganas e ideales, esperando dar lo mejor de nosotros por nosotros y por nuestros padres que mucho sacrificio hacían para que estuviéramos en una escuela de elite. Iguales sentimientos que luego sentimos al iniciar nuestras carreras de vida. ¿Cómo olvidar los manijazos con colchón al hombro, el orden cerrado y los ejercicios físicos y militares que nos agotaban, las clases con magníficos profesores y las pocas e intensas horas de estudio, todo eso que diariamente nos fueron haciendo fuertes y sólidos para enfrentar tantas cosas que la vida nos reservaría en ese futuro incierto que como jóvenes vivíamos.

En mi carrera naval diría con seguridad que estamos navegando la singladura en busca del penúltimo puerto, ese puerto que debería ser de paz, de recuerdos y de disfrute de hijos y nietos y comenzar la hora de los recuentos en el haber de nuestras vidas.

No dudo que resaltaremos en el activo de ese recuento a La Amistad, que nació y se cultivo día a día entre aquellos pibes que entramos en el lejano 55 al Liceo y con ella se desarrollaron verdaderos pilares y valores de uso y orgullo siempre, como la lealtad, la generosidad, la confianza y el respeto por las mutuas intimidades.

Sabemos que nuestras vidas al egreso hace 50 años nos llevaron por diferentes caminos y aunque con la mayoría no nos volvimos a ver quedo un ancla muy fuerte donde pese a esa distancia y tiempo siempre supimos que el otro o los otros compañeros estaban y cuando las casualidades permitieron encuentros furtivos y sorpresivos o planeados y disfrutables, nos hablamos y sentimos como si ayer nos hubiésemos visto. ¿Vieron que lindo y que real?

Debemos agradecer a Dios estas gracias fantásticas de poder estar arribando al puerto de nuestros balances con ese bagaje enorme de la alegría de este encuentro.

Quiero que sepan que me hubiese gustado tanto estar con ustedes pero como les decía estoy detenido por las causas de DDHH. Realmente me acusan por haber sido un destacado instructor de combate de la Armada como infante de marina y obviamente para esta gente que aplica la justicia tuerta con total desparpajo me hacen participe necesario de cuanta acción antiguerrillera se realizo en aquéllos años de plomo tan lamentables y dolorosos de nuestra historia.

También quiero que sepan que he sido una buena persona, un marino argentino que siempre hizo lo que la ley mandaba y nunca fuera de ella. NO estoy triste sino absolutamente tranquilo y sereno siguiendo los pasos que nuestro Señor me ha reservado, estoy seguro que también hará justicia con los hombres y algún día pondrán, otros argentinos, su veredicto de equilibrio.

De lo que me gustaría que esten seguros es de que además de mi cariño por los viejos compañeros; cada mañana cuando miro nuestra bandera en este Penal (Ciertamente parecido a las cuadras del Liceo), entre alguna lagrima furtiva, me brotan innumerables recuerdos de las sólidas enseñanzas que tuve en nuestro querido Liceo y en mi querida Armada y entre imágenes borrosas de esos tantos recuerdos, de tantas alegrías, de tantas esperanzas, de penas, y de caras de amigos, se me representa borrosa la imagen de la PATRIA, así de sencilla y grandiosa, reforzándome en paz con mi lucha íntima y ratificando que he cumplido mi deber y aportado al deber de las Instituciones, ante lo cual mi destino carece de importancia.

¡¡¡¡FELIZ 50 ANIVERSARIO, un abrazo para todos y hasta pronto ya nos veremos!!!!

RANDOLFO AGUSTI

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